Me encuentro divagando por un patio lleno de niños,
sonrisas me llevan a preguntarme ¿Sobre el brillo de tus ojos?
pretendía llenar huecos que existían, y que, por el paso de los años se llenaron con experiencias gratas y otras desagradables, pero al fin de los días fui algo que pretendía no ser, quien era.
Y descubro que eso que se dice de mí, está en vasija, intacto.
Me desvelo creyendo en una entidad llena de juicio,
desperdiciando cantos, miradas y sufriendo por mi cobardía.
No es lo que quiero, ni lo que soy, me reflejo en las personas que
conocen de esa persona y coincido en algunos bríos y
en otros soy totalmente incoherente.
Los capítulo aún no se han cerrado, aunque tenga muchas hojas
desbordadas de letras que identifico y otras que solo imito.
En Ipso facto pretendía que llegarán las respuestas del inconsolable vacío,
y si que si, que llego de golpe el saberMé, con solo una respuesta.
Que la Vida es única, que tengo mucho que decirte al oído y a tu pluma,
entero estoy, como un saco que no pretende ser cargado, pero si que deseo
consolar y mitigar ese sentimiento, que por el largo del tiempo he
alimentado con silencios y juicios.
Te brindo con estas palabras una certeza,
no callare mas esta boca, que en lugar de palabras
se había convertido en un verdugo de tu pensar y existir, no tengas
más dudas de que te valoro, por ser quien eres.