Empecemos con sangre y licores, embriaguémonos con antaño y tendamos a recordar la presencia de la sombra que combate ante una ficción que tiene como objetivo control y alegría, convivamos a merced de un escrito y un tesoro mitológico que recrea la paz y la vulnerabilidad del ser ante la angustia de la soledad de una pareja de tiempo y arena, que despliega aceites y perfumes de extirpes, colocando así, entonadas canciones purpuras de melancolía, entablando acentos de certidumbre hacia un destino elaborado de borrascas de terciopelo azul.
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